viernes, 11 de mayo de 2012


Paren, aquí vive gente! 
Artículo completo presentado por la organización Veterinarios sin Fronteras por la defensa de la soberanía alimentaria de África

Los impactos del agronegocio europeo y español en África

Érase una vez una transnacional pesquera que decidió viajar a Senegal para extraer el pescado de sus aguas. Allí se encuentran con los pescadores senegaleses, quienes llevan generaciones pescando de manera artesanal para el sustento de sus familias y su población. La transnacional, con sus gigantescas embarcaciones se aposenta en las aguas senegalesas y comienza a arrebatarles el pescado, que posteriormente va a exportar, dejando a los pescadores senegaleses y a su población sin los recursos pesqueros que les han dado de comer durante siglos. Todo esto con el beneplácito de la administración pública.

 
Algunos estudios afirman que en quince años puede agotarse la pesca en África. Las grandes flotas pesqueras son las causantes del desastre. La Unión Europea es la tercera potencia pesquera mundial con una flota de más de 86.000 barcos. España posee el 67% de la flota europea que faena en aguas extracomunitarias.
 

Se trata de un llamamiento a nuestros gobiernos para que asuman su responsabilidad estableciendo mecanismos de control sobre las actvidades de las empresas que actúan fuera de nuestro territorio. Hablamos de responsabilidad extraterritorial de los estados.
“Paren, aquí vive gente” pretende movilizar a la ciudadanía para que exija al gobierno español que tome las acciones necesarias para impedir que se siga destruyendo la soberanía alimentaria en África. Enormes transnacionales tienen en sus manos la alimentación global: deciden qué comemos, en qué condiciones y a qué precio. Frente a ese poderío, las comunidades campesinas están desprotegidas.
 
Capitales extranjeros se han apropiado de 50 millones de hectáreas de tierra en países del Sur, una gran mayoría en África. Eso equivale a la mitad de todas las tierras agrícolas de la Unión Europea.
 
Durante los próximos meses VSF realizará acciones de movilización social en distintas ciudades. Entre ellas destaca una insatalación itinerante que recorrerá distintas estaciones de tren, sorprendiendo al público por su estética y sus contenidos. La Campaña invita a la ciudadanía a enviar una carta a Trinidad Jiménez, Ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, con peticiones muy concretas sobre las responsabilidades del gobierno español en el Derecho a la alimentación.
 
No nos quedemos parados/as pensando que no se puede hacer nada. La historia demuestra que cuando la gente se mueve, las cosas cambian.
 

Esta Campaña está impulsada por la ONG Veterinarios sin Fronteras y pretende:
  • Movilizar a gente como tú, que comparte un sentimiento común: lograr una vida digna para todas las personas.
  • Denunciar las prácticas de las empresas españolas y europeas que se enriquecen a costa de la pérdida de los recursos productivos en África.
  • Pedir a nuestro gobierno que ponga en marcha mecanismos de control y rendición de cuentas a las trasnacionales que operan fuera de nuestras fronteras.

“No hay un mecanismo de rendición de cuentas que establezca las obligaciones de los Estados o de las empresas transnacionales en algo tan importante como la alimentación”.


Paren aquí vive gente parte de la necesidad urgente de frenar las acciones que numerosas multinacionales europeas y españolas están llevando a cabo en África. Los contenidos de la campaña parten del trabajo que desde hace 20 años Veterinarios Sin Fronteras (VSF) desarrolla con las comunidades rurales, así como de una investigación sobre las dificultades en torno al acceso a recursos productivos por las comunidades campesinas en África realizada por la ONGD en 2011.

 
La administración pública tiene el deber de regular adecuadamente las actividades de las transnacionales y proteger el derecho a la alimentación de las poblaciones donde operan.
 


 
Hasta 1970 África era autosuficiente. Producía lo necesario para poder alimentar a su población. Pero hoy el continente tiene que importar el 25% de su comida. África ha perdido su Soberanía Alimentaria.
 




La soberanía alimentaria de África en peligro por la acción de las multinacionales europeas!

Para mas detalles, visita el link que incluyo a continuación:

"Paren, aquí vive gente" es una campaña de Veterinarios Sin Fronteras que pretende movilizar a la ciudadanía para que exija al gobierno español que tome las acciones necesarias para impedir que se siga destruyendo la soberanía alimentaria en África. 

Enormes transnacionales tienen en sus manos la alimentación global: deciden qué comemos, en qué condiciones y a qué precio. Frente a ese poderío, las comunidades campesinas están desprotegidas.



Los NACIONALISMOS contra la UNION 
Un excelente artículo que transcribo a continuación, escrito recientemente por el ex presidente del Gobierno Español, Don Felipe Gonzalez. 

El nacionalismo ha sido el virus que ha destruido a Europa durante la primera mitad del siglo XX.

La construcción de un espacio público compartido, profundizando las competencias comunes y ampliando a un mayor número de países, ha servido a Europa para superar esa patología que la llevó al enfrentamiento durante un siglo.

Del impulso por superarla nació el ethos de la paz, la libertad y la cooperación solidaria entre adversarios históricos, para desarrollar lo que hoy llamamos Unión Europea. Lula la considera un “patrimonio democrático de la Humanidad que no tenemos derecho a destruir”.

Pues bien, de nuevo galopa esa bestia del nacionalismo insolidario, a lomos de esta crisis global a la que se está respondiendo con un diagnóstico y una terapia equivocados, que cada día nos acercan más a la zona de riesgo para la estabilidad y la supervivencia de la Unión.

No se trata de señalar a nadie, aunque algunos tengan más responsabilidad que otros, porque el virus se está extendiendo por todas partes: los más golpeados por los ataques especulativos y los que se sienten más a salvo. Los primeros señalan al de al lado para cubrirse y los segundos se resisten a que se tomen decisiones firmes, coherentes para todos.

Si queremos salir de este agujero hay que actuar ya con los instrumentos disponibles. Necesitamos un gobierno económico y fiscal de la zona euro porque sin ello no es posible que funcione la Unión Monetaria.

Pero para que haya gobernanza económica y fiscal hay que ceder soberanía y esto choca frontalmente con la galopada nacionalista. La resistencia es mayor porque se piensa que esa soberanía que se tiene que ceder no es para compartirla, sino para entregarla a otros que se mueven por sus propios intereses particulares y no por el interés común.

La operación exige compromisos de todos y entre todos y la gestión debe ser común, sin imposiciones de directorios nacionales, que irritan y retroalimentan nacionalismos de respuesta. Cada vez más gente seria y responsable está diciendo que la Unión hace poco y siempre llega tarde.


Poco y tarde. El riesgo de perder una década parece el menor ante la amenaza creciente de que estalle la Unión Monetaria o la propia Unión Europea. Estos escenarios son posibles, incluso probables, y las respuestas para evitarlos son políticas.


La crisis de la deuda soberana está tratándose como un problema de solvencia, que no existe, pero que puede llegar a provocarse si sigue faltando la liquidez y contrayéndose la economía. La falta de crecimiento y empleo aumenta los tipos de interés, compromete al sistema financiero y agrava exponencialmente el problema de la deuda.

Cada vez se oyen más las voces de los extremos, discursos xenófobos y anti europeístas. El problema de deuda soberana en la Zona Euro es menor que el de Estados Unidos, el de Japón o el de Reino Unido y ni en los casos más agudos estamos ante un problema de solvencia de país. 

Nos ahoga un coste de financiación de esa deuda injustificable, que aprovecha la inoperancia de los instrumentos disponibles. Además, sufrimos divergencias económicas y fiscales que se reflejan en las diferentes balanzas comerciales y de pagos, y en la productividad y competitividad dentro de las distintas zonas de la Unión, que hay que corregir con reformas estructurales para responder a los desafíos de la economía global y avanzar hacia la convergencia en la Zona Euro y en la U.E.

Para enfrentar estos desafíos las Instituciones tienen que funcionar, proveyendo bienes públicos para el conjunto de la Unión, sin condicionamientos de directorios que impongan a los demás sus propias reglas.

El Banco Central Europeo tiene que actuar como lo hace la Reserva Federal de EE UU, el Banco de Inglaterra o el Banco Central de Japón. Es decir, tiene que cumplir su papel de prestamista de última instancia y hacer la política monetaria que responda a los intereses del conjunto de la Zona Euro.

Es el único instrumento de la Unión Monetaria —hoy— para contrarrestar el ataque especulativo que afecta ya a 12 de los 17 países de esta zona. Los que se oponen —Alemania sobre todo— piensan que esta no es la función del Banco Central y proponen un Fondo de Rescate que podría cubrir esas necesidades, pero que como siempre, llega tarde y hace poco. Ni siquiera está disponible.

Los países de la Unión se tienen que comprometer a garantizar la estabilidad presupuestaria, como una regla común, con premios y sanciones para todos; con controles presupuestarios rigurosos y comunes. Pero nada aconseja que la progresión hacia el ajuste tenga que hacerse tan rápidamente que ahogue cualquier posibilidad de crecimiento y empleo. Por eso hay que graduar el ritmo del ajuste de las cuentas públicas.

Además, los países comprometidos con la estabilidad presupuestaria, deben disponer del “bono europeo” para financiar sus deudas de forma razonable.Parece que los dirigentes europeos han olvidado que el objetivo prioritario de la política económica es el crecimiento sostenible y generador de empleo, mejorando nuestra competitividad en la economía global.

Así aseguraremos el bienestar y la cohesión que son nuestras señas de identidad y nuestra palanca para el futuro. Todo lo demás son políticas instrumentales y tienen que estar al servicio de esta prioridad. Para colmo, cada vez es más evidente que este es el único camino para enfrentar los problemas de la deuda.

Si nos equivocamos en esto, la gobernanza de las democracias representativas que conforman la Unión se degradará y la respuesta social será inevitable. El nacionalismo rampante hace pensar a la gente que unos u otros estarían a cubierto si actuaran solos, sin tener en cuenta al conjunto. Grave error que nos arrastrará a todos. Cada vez se oyen más las voces de los extremos, cargados de discursos xenófobos y anti europeístas. Y cada vez recogen más votos.

Si se quieren modificar los Tratados hay que resolver dos cuestiones fundamentales. Necesitamos gobernanza económica y fiscal para que funcione coherentemente la Unión Monetaria, con soberanía compartida e Instituciones que sirvan a todos. Pero para avanzar hay que tener una puerta de salida para los que no estén dispuestos a hacerlo.

Los países tienen derecho a salir pero no lo tienen a vetar el avance de los que deseen hacerlo. Esto vale para todos.

Felipe González - ex presidente del Gobierno español.